Lo bueno de alargar la etapa anterior hasta Castroverde es que esta etapa es relativamente corta, y eso permete llegar pronto a Lugo para conocer bien toda la ciudad, visitar la Catedral, pasear por encima de la muralla romana y tapear por los bares de la ciudad.

Al salir de Castroverde es recomendable salir como mínimo con provisiones de agua y algún snack, porque no hay ningúna población con servicios hasta llegar a Lugo, aunque si que hay alguna máquina expendedora de refrescos y agua.

El inicio del camino es bastante bonito con grandes prados verdes alrededor, y unos metros más adelante el sendero se introduce entre altos castaños y arroyos hasta llegar a Souto de Torres, donde se encuentra la parroquia con el mismo nombre. A continuación se llega a la carretera local, que se debe seguir un par de kilometros en ascenso, hay que caminar bien pegado al arcén y tener cuidado porque en caso de niebla espesa puede ser peligroso. Aunque la imagen que nos deja la niebla al fondo de los demás peregrinos atrás es digna de típica película de terror.

Ya restan pocos kilometros para llegar a la ciudad más importante de la etapa, no antes sin seguir por camino de tierra y cruzar por encima la Autovía del Noroeste. Lugo ya se encuentra muy cerca y a los pocos minutos se llega a Castelo, cruzar el río, subir la calle Chanca y al cabo de unos instantes caminando uno queda impresionado al ver la Muralla de Lugo y la Puerta San Pedro. Se debe cruzar la puerta y pasar al otro lado de la muralla y siguiendo las indicaciones a mano derecha se llega al albergue de la Xunta de Lugo.

Si quedan fuerzas después de la etapa se puede dar un paseo por encima de la muralla, aunque tiene una longitud de más de 2 kilometros. También merece la pena visitar la Catedral de Lugo. Y para finalizar el día es ideal la zona de Prazo do Campo para tomar unas cañas donde normalmente la acompañan con alguna tapita deliciosa.