Etapa 1: Oviedo – San Juan de Villapañada
Desde la Edad Media se decía que “Quién va a Santiago y no visita al Salvador, va a casa del criado y no visita a su señor”. Así que es casi una visita obligada conocer la Catedral de San Salvador para todo aquel peregrino que desea empezar el Camino Primitivo desde Oviedo. Vale la pena dedicarle un par de horitas a la visita y conocer la Cámara Santa, del siglo IX, está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y alberga las joyas más preciadas de la catedral. De paso se puede aprovechar y conseguir el primer sello de la credencial.
En la puerta de la Catedral se puede observar una placa en el suelo y las primeras vieiras que nos indica la dirección a seguir, por lo que hace la salida de Oviedo bastante fácil e intuituva. Más adelante se encuentran flechas amarillas y los típicos mojones.
A medida que uno se va alejando de la ciudad de Oviedo va aumentando la preciosidad del lugar, ya que sólo se observan prados verdes acompañados de vacas y hórreos.
De repente te sumerges en un bosque de castaños y vegetación espesa. Donde se escucha un infinito silencio interrumpido por el agua de la cantimplora de la mochila. Y las pequeñas lagartijas escondiendose entre el pasto seco. La subida a Escamplero es dura y asfixiante, sobretodo en días soleados de pleno verano. La panorámica es maravillosa y dan ganas de quedarse horas y horas observando el horizonte. Pero hay que seguir adelante para llegar a Grado y posteriormente a San Juan de Villapañada. El camino es cómodo hasta Grado donde fuentes y arrollos se agradecen eternamente y dan fuerzas para seguir. A la salida de Grado se encuentra un gran repecho que te hará subir las pulsaciones.
Finalmente, un poco alejado del camino (800 metros ) se encuentra el albergue. El amable generoso hospitalero suele estar allí para dar la bienvenida al peregrino que pasa la noche en el albergue. Es momento de disfrutar del entorno mientras se comparten experiencias de la primera etapa con el resto de peregrinos.